Esto son los restos del Molino Alto
Los oficios en general
El Fuero de
Teruel nos da una información muy interesante sobre los oficios que se
desempeñaban en los siglos XII y XIII. En él ya se legisla sobre los de
pastores de vacas y ovejas, rabadanes, cabañeros, vaquerizos, cabreros,
boyeros, porquerizos, duleros, exeas (eran los que transportaban las mercancías
de un lugar a otro y a su cargo estaban los arrieros), molineros, horneros,
hortelanos, mesegueros (los que cuidaban los sembrados y protegían las mieses),
plateros y orfebres, zapateros, pellejeros, sastres, tejedores, bataneros,
vinateros, leñadores, ladrilleros y tejeros, olleros, carniceros, pescaderos,
mercaderes y revendedores.
Esta
enumeración puede servirnos de guía para nuestro pueblo, aunque la mayor parte
de ellos han desaparecido, al faltar las necesidades que los crearon.
El molinero
Desde
tiempos remotos, el molino era una empresa, muchas veces propiedad real y otras
de realengo, propiedad de la nobleza, quien controlaba, como casi siempre en la
historia, la riqueza y los bienes más elementales de las clases más desposeídas
pero siempre también las más numerosas. Así sucedía con el pan y la harina, lo
mismo que con el agua, la caza, el pontaje y muchas cosas más. Era la forma
establecida a la fuerza para que los poderosos pudieran llevar una vida
regalada, sin que les faltara la mejor comida y los mejores festines. Esto no
es nada nuevo, ya que todo sigue más o menos igual.
Esto no
implica para que el molinero antiguo, el trabajador del molino, llevara la vida de un esclavo,
viviendo dentro del molino, casi siempre con su familia, y trabajando a todas
horas, las que fueran necesarias - a full
time, como diríamos ahora-, ya que la faena dependía del llenado de las
balsas de agua para poder moler.
Después
de este paréntesis, cuando los molinos ya eran de propiedad privada, pero
siempre de ricos, como el resto de los negocios, eran tendentes a las
transacciones comerciales y se alquilaban o se vendían. En el caso del molino
de Cucalón, he sentido la tentación de hacer figurar en este trabajo, el
anuncio que encontré en La Voz de Aragón del 31 de marzo de 1931, que decía:
Se arrienda desde el
día o vende el molino de harinas y sus tierras de Cucalón (Teruel). Informes,
señor maestro nacional de Torralvilla (Zaragoza).
Me estoy
alargando en este punto un poco más de lo previsto. No obstante, vamos a
precisar sus funciones explicando para los jóvenes cómo hacían sus madres o
abuelas el pan que se comía diariamente y que hoy llamamos artesano.
La fabricación
del pan en el medio rural aragonés y más específicamente en la comarca del
Campo de Romanos, al menos hasta la década de los años 60, se realizó por el
mismo procedimiento empleado a lo largo de sus vidas por todas las generaciones
que habitaron esta zona. Incluso para la realización de las partes que se
pueden considerar más industriales, como el molino, el torno de cerner o el
horno de cocer y que hubieran sido propicias a alguna innovación, creo que eran
tan rudimentarias en las fechas que yo las conocí, como lo serían durante
varias centurias anteriores durante
la época árabe o medieval.
En esta
ocupación de fabricar el pan, como en casi todas las más elementales dedicadas
a la subsistencia, intervenían cada uno de los miembros de la unidad familiar,
en función de su edad, sexo y fortaleza, como en casi todos los trabajos
rurales. Había una parte de trabajo duro y cotidiano y otra de ritual, en el
que la mujer, generalmente joven, oficiaba de alquimista y hechicera para darle
al pan con su toque personal el color, sabor y contextura que había de tener
como obra finalizada y elemento básico en la alimentación diaria de una
familia. Y este sello, además del externo en cuanto a formas y dibujos,
diferenciaba los panes de unas casas a otras.
El proceso
fase a fase, era el siguiente:
Moler el trigo
El molinero era aquél joven enharinado que hacía rodar
la muela volandera sobre la solera transformando los granos en harina. Recorría
la acequia al ponerse el sol tapando todos los "aguateles" para que
el agua llegase sin pérdidas a las balsas de los molinos. Aquí había dos: el
Alto y el Bajo. Por las mañanas los ponía en marcha y los agricultores podían
regar sus fincas.
Para ampliar
estos datos podemos leer el magnífico artículo titulado El pan y su
influencia en Aragón, por Rafael Montal Montesa (Cuadernos de Aragón nº 24,
Institución Fernando el Católico (C.S.I.C.), Zaragoza, 1997).
En la página
113 ("Conociendo de cerca un molino y un horno.- Un día moliendo en
Cucalón") nos indica que los datos para este apartado se los ha
facilitado muy amablemente el último molinero de Cucalón, Joaquín López Crespo, "artesano
ejemplar de la molinería desde 1940, cuando Cucalón contaba con más de 170
familias, hasta 1960".
En otro
párrafo dice que "un día normal de los comprendidos entre los
meses de Diciembre a Marzo, era de un trabajo continuo; durante las 24 horas
del día no se descansaba, ya que los caudales de agua eran lo suficientemente importantes
para no dejar de moler. El trabajo se hacía distinto el resto del año, donde
generalmente solo se molía de 6 a 8 de la mañana y de 6 a 8 de la tarde, tiempo
que duraba el vaciado de las balsas de agua.
El molino
situado en las afueras del pueblo, lo regentaban los miembros de una misma
familia en régimen de alquiler, satisfaciendo la cantidad de 300 pesetas en los
años cuarenta".
A su vez el
molinero cobraba por "realizar el trabajo de moler, bien cuatro
kilos de grano por saco de 70 Kg., o cuatro pesetas por saco, fórmula comercial
menos frecuente".
En otro
párrafo confiesa Joaquín que en aquella época se molía:
Trigo: para elaborar pan.
Garbanzos: para alimento de personas.
Maíz blanco: para cocinar las gachas.
Centeno: para alimento de personas y cerdos.
Almorta: para alimento de personas y cerdos.
Avena: para alimento de cerdos.
Cebada para alimento de cerdos.
Guijones: para alimento de cerdos.
Yeros: para alimento de ganado vacuno.
Braza: para alimento de ganado vacuno
Lenteja negra: para alimento de ganado vacuno.
Una vez
molido el trigo, cada propietario se encargaba de trasportarlo con una
caballería a su domicilio.
En la
actualidad el Molino Alto está derruido y las balsas cegadas por la maleza. El
Molino Bajo ha sido adaptado como vivienda y destinado a residencia de verano
por sus propietarios.
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